Crónicas

En la Monumental México… un océano de mansedumbre y descastamiento piedranegrino

Con una paupérrima (superlativo de pobre que sustituye a pobrísima) entrada en la Monumental Plaza de Toros México, que si bien es cierto subió con relación a la semana pasada, ahora acaso y habrán alcanzado cerca de los dos mil asistentes en los tendidos; se ha lidiado un desconcertante encierro de, Piedras Negras, propiedad de Marco Antonio González, que ha sido manso, descastado, y hasta un inválido que hizo sexto; mal presentados anovillados los tres primeros, el cuarto y quinto justos de presencia, y el mejor presentado ha sido el quinto. Inexplicablemente, el ganadero saludó en el tercio después de la mansada que envió después , y se dio una vuelta al ruedo tras caer el manso descastado e inválido cierra plaza. Primero, anovillado trasijado (flacucho), manso sólo recibió un pequeño puyazo, reservón y reticente en su andar, más bien arrollaba, desarrolló genio… la casta mala; el segundo, anovillado, trasijado (flacucho), aventó cornadas de manso para deshacer el castigo, y fue violento, acudiendo en arreones; el tercero, anovillado, huyó literalmente hasta en dos ocasiones de la cabalgadura, después se le tapó la salida y ahí se quedó durmiendo el sueño de los justos, no acudía por el lado derecho, y por el izquierdo el torero por su insistencia extrajo una serie en donde fue como una asustada ovejilla el bovino; el cuarto, otro ejemplar muy justo de presencia,  no peleó en el tercio de varas, aunque tuvo borreguna embestida; el quinto, ha sido el único correctamente presentado, un toro bello pero vacío sin casta ni bravura, no peleó en varas y punteó el engaño; el cierra plaza, justo de presencia, manso, descastado e inválido, no peleó en varas, le costaba mucho acudir por su invalidez manifiesta y en medio de la faena se echó a la arena a descansar el sueño de los justos, con su mansedumbre y descastamiento a cuestas.

Antonio García El Chihuahua: Palmas, silencio tras dos avisos en el que mató por Romero y división de opiniones tras aviso.

Juan Fernando: Silencio tras dos avisos.

Mario Aguilar: Silencio tras aviso y silencio.

Antonio Romero: Herido.

Detalles:

Durante la lidia del quinto, Antonio Romero, ha recibido una grave cornada en la región ano-rectal, lamentablemente, destroza el esfínter anal y lesiona de manera grave el recto.

Inexplicablemente, y sin ningún argumento, tras caer el quinto, el ganadero Marco Antonio González, salió al tercio, si bien es cierto que la poca asistencia, en su mayoría tlaxcalteca le pidió ese evento, la autocrítica le debió haber impedido homenajear a la mansedumbre y al descastamiento de sus astados; bochornoso hecho que se incrementó con una inmerecida vuelta tras caer el inválido sexto.

Pero también hubo tlaxcaltecas que elevaron su protesta ante el Gobernador del Estado de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez.

Tras romper el paseíllo, se rindió una ovación en recuerdo de los recién fallecidos el ganadero Jorge Barroso, los toreros Jesús Solórzano y Mauro Liceaga, así como el monosabio Gabriel Zepeda.

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Si los bovinos tan mansos como descastados que salieron este domingo 19 de marzo, hubieran llevado la ganadería el nombre de Teófilo Gómez, Bernaldo de Quirós o Carranco, los hubieran “quemado” en leña verde.

Pero…

… pero, ¡no!

Hubo una gran asistencia tlaxcalteca y qué bueno, ya que venían apoyar a la otrora (otra época) gran ganadería Piedras Negras; esos cerca de dos mil asistentes que hubo en el coso mayor del mundo, estuvo compuesto en el casi 70 % de gente venida de esa mágica tierra cercana a la Ciudad de México, a los que se unieron los que suponen que por el sólo hecho de provenir de la ganadería con divisa rojo y negro, son dignos de ser admirados, aunque no exista ningún…

… ¡ningún!, fundamento para ello.

Por supuesto, que los “amigos del engaño”, habrán hallado el inmejorable momento para hacer de las suyas, y poner la inventiva al servicio de la mentira, creando situaciones que nunca dio el manso, descastado, reticente encierro de Piedras Negras.

¡Vamos!

Hasta un supuesto crítico de supuesta izquierda que se pasa denostando todo, aunque de pronto haya algunos hallazgos buenos, aplaudía la mansedumbre y el descastameinto de Piedras Negras… tendrá sus motivos, si tan ajenos como inadsmisibles.

Si el inolvidable criador de toros bravos, Don Raúl González, viera este lamentable escenario a dónde han llevado a la que fuera una ganadería brava y encastada, caería seguramente fulminado por la tristeza de ver un esfuerzo de más de un siglo aplastado por el engaño.

Un desfile de ‘borregos’ ha sido, que arrollaban no embestían, al inicio, y después resultaba dificultoso su andar, por el propio descastamiento.

Era incomprensible ver que no peleaban en el caballo, o incluso, huir del caballo como el tercero, o bien, como el sexto, al que su estentóreo descastamiento les hacía claudicar en la arena y lucir como vaca echada, y la gente gritaba:

¡Enhorabuena ganadero!

¿Homenaje a la mansedumbre?

¿’Acarreados’ como alguien sugirió, que fueron llevados para justamente inducir a la paupérrima asistencia a aplaudir lo que era reprobable?

Esto no le hace nada bien a la Fiesta, vivir en el engaño es dañino.

¿Sólo porque tenía 22 años de no venir esta ganadería había que festinar todo?

No ha sido el absoluto fracaso de Piedras Negras, primero porque no logró convocar por su solo nombre a más gente, es más ni la clientela cautiva que tiene el coso de Insurgente ha ido.

No obstante, en medio de toda esta ilógica que se daba, apareció de otra sección tlaxcalteca, de una sección aguerrida la airada protesta elevada al Gobernador del Estado de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, porque se hartaron, a decir de ellos, de Luis Mariano Andalco, director del Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino.

En tal caso, deben acudir al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, para que trascienda su protesta; bien por manifestarse, pero deben tener estrategias para dar impulso a su disconformidad.

Entre elogios sin sustento y protestas políticas se llevó el festejo, en donde lamentablemente se ha llevado una seria cornada el zacatecano, Antonio Romero, quien había iniciado por cambiados por la espalda, y estaba guiando bien el caminar del menos malo de los piedranegrinos, series milagrosas con la derecha que extrajo; sin embargo, toreando por la izquierda, en donde había estado espléndido, Antonio, el astado le aventó un derrote en el brazo izquierdo a la altura de la axila, lo que le provocó perder no sólo el hilo conductor sino el equilibrio pues cayó en la arena, el toro en su huída le alcanzó al valiente torero zacatecano, cuando intentó quitarlo de su camino, lamentablemente, asestó la cornada en la parte anal y salió de la escena quedando perdido en el espacio.

Y no fue una cornada ni por bravo ni por codicioso, porque nunca lo fue, simplemente en su intención de huir, lamentablemente resultó certero; después de mucho tiempo, entre que regresaba y no Antonio, salió su tocayo, Antonio García El Chihuahua, quien puso punto final al astado, con una estocada defectuosa que provocó por la mala colocación se morcillera el astado y tardara en caer, lo que fue el pretexto para inventar que era por casta lo que no estaba dentro de la verdad que debe prevalecer en la Fiesta.

Pues bien, al señor Chihuahua, le correspondió un primero con genio, estuvo entusiasta pero la gente que acudió iba a festinar al encierro, y nunca vio que el astado, mal presentado, anovillado, tuvo la casta mala, el peligro incierto, fue reservón, esto es reticente en su embestir rascando la arena y luego arrollaba, a lo que su torero intentó pero no concreto.

El señor Chihuahua tuvo un quinto, el único bien presentado del encierro, al que lanceó decorosamente, entusiastas zapopinas, tuvo un espléndido tercio de banderillas, y con todo esto, acabaría agotando lo poco que llevaba el astado, y en la faena , en donde el astado punteaba la muleta, estuvo entre azul y buenas noches. Puso punto final con una estocada defectuosa, que hace tardar en caer al toro, y el público tras sucumbir, hace salir al ganadero, quien al no tener un mínimo de reflexión salió al tercio, a ser ovacionado por ser el ‘apóstol’ de la mansedumbre y el descatamiento.

Llegó desde Aguascalientes, Mario Aguilar, estuvo buscando toro, pero no lo halló porque sólo tuvo frente a él, a un anovillado ejemplar, que fue manso hasta la saciedad. Para empezar, huyó del caballo, y cuando preparaba la segunda huída la cabalgadura le tapó la salida y se quedó dormido en el peto. No quiso acudir por el lado derecho, la insistencia de Mario Aguilar, le llevó a sacarle impensable serie con la zurda, en donde iba con el aburrimiento de un borrego, pero Mario aguantó y concretó una serie magnífica, luego vendrían otras dos más pero el descastamiento se hizo evidente.

Del regiomontano, Juan Fernando, tuvo otro manso con genio, y lo enseñó desde con la capa, lo hizo más evidente cuando aventó cornadas de manso al caballo, y lo reiteró en su violencia con la muleta, en donde, Juan Fernando, intentó, aunque no conseguiría impactar.

En fin, que ha sido una tarde, triste… muy triste, inconteniblemente triste, porque se ponderó, por encima de la luminosa verdad, a la asfixiante mansedumbre y al bochornante descastamiento, de un encierro venido de la ganadería de Piedras Negras, que no recordó, en lo absoluto, la grandeza que tuvo esta dehesa.

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@PERIODISTAURINO 

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