En Lima… Joaquín Galdós sale por la puerta grande de La Esperanza
Lima, Perú. Domingo, 11 de diciembre de 2022. Apenas rayando los tres cuartos de entrada lució la plaza de toros La Esperanza para la llamada Corrida del Arte, se lidió un encierro conformado por reses de los dos hierros de la familia Galdós: Santa Rosa y Los Azahares, respectivamente. Salvo el sexto, astados jóvenes. Algunos escasos de raza y mansos menos el primero que fue el distinto: repetidor, noble, galopó, coloco la cara y sacó fondo de bravo, fue premiado con la vuelta al ruedo; y el 3° que tuvo fijeza. Dieron variado juego y nulo el corrido 2°. Al final, se lidiaron siete astados en total sumado el que regaló el matador Pablo Aguado.
Joaquín Galdós: Dos orejas; saludo; y oreja.
Pablo Aguado: Silencio; silencio; y silencio. Oreja en el toro de regalo.
Detalles:
Se entonó el Himno Nacional del Perú antes de darse inicio al paseíllo.
Alternaron el acompañamiento musical tanto la Banda Monumental Juventud Coracora como la interpretación de temas criollos a cargo de la señora Lucy Avilés.
Fue premiado con la vuelta al ruedo el primer astado.
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Corrida del Arte con el mano a mano entre los matadores Joaquín Galdós y Pablo Aguado.
El peruano Joaquín Galdós, cumbre; y el sevillano Pablo Aguado, sin fortuna con su lote; marcaron el derrotero de la llamada Corrida del Arte; con la que la oferta taurina limeña concluye esta temporada donde se han dado un total de trece festejos importantes entre cuatro escenarios de la ciudad.
Joaquín Galdós consolidó una actuación sobresaliente la tarde de ayer. Cortó merecidamente tres orejas que de no ser por la espada habrían sido más. Se gustó con el capote al recibo del primero, un buen toro que fue a más y mostró condición de bravo, fue pronto, repetía con alegría y embestía con clase y nobleza.
Lo aprovechó el limeño con inteligencia cuajando una faena que terminó por convencer a un público extrañamente frío de principio. Jaleados los olés tras cada trazo muy artista, siempre rematando por dentro el muletazo.
También, y estos se acentúa de un tiempo a esta parte en la propuesta del peruano, recurre al toreo de entusiasmo que llega al tendido. Estocada que despacha y a cobrar dos orejas sin discusión.
Lanceó con primor al salido tercero que desde inicio mostró emplearse. Luego de doblar rodillas en tierra pegó una estupenda serie por el pitón derecho. Luego fue algo protestón, punteaba y salía con la carita arriba.
Aquí surgió la capacidad lidiadora también de Joaquín para alivianar el defecto de su oponente, una vez logrado el propósito da paso a cotas de toreo clásico que alterna con modosos adornos.
Acertadamente no exigió al morito conduciéndolo a media altura. Por naturales los muletazos tuvieron cadencia y despaciosidad. Hubo tiempo para desdenes muy finos y toreros. Pincha más de una vez y lo que pudo ser de premio se diluye en saludo al tercio.
El último de su lote, salido quinto, a ratos no era claro. Había que tocarlo firme y eso es lo que sustentó Galdós en cada muletazo. El torito no fija del todo su atención, sobre todo por el izquierdo. Una vez pergeñado el buen hacer no cabía ya más por cuanto el bicho rindió oposición buscando abrigarse. Fue suficiente un espadazo ligeramente caído para sumar un despojo.
Había expectativa por ver al sevillano Pablo Aguado debutar en La Esperanza. Su anterior paso por Lima, fue para Acho 2019 en la Feria del Señor de los Milagros.
Con disposición a tope, las cosas lamentablemente se le pusieron cuesta arriba por no haber tenido mejor suerte con su lote. Los tres tocados a suerte suya, desentonaron y solo el séptimo —que regaló bajo la autorización del palco— le permitió cuajar labor meritoria para cortarle una oreja.
Seguramente es el primer toro que sale de regalo en esta plaza y el anuncio hizo volver a los aficionados a ocupar de nuevo su lugar en los tendidos. La prohibición para soltar toros de regalo únicamente rige a plazas de primera; en este caso solo Acho.
Mansurrearon en general, y ostensiblemente el salido segundo que —tras un doble puyazo cuando ya se había cambiado el tercio— quedó muy mermado. Algunos protestaron el cambio del tercio de banderillas pedido por el matador pero fueron acallados por la realidad de los hechos: el torito no duró nada y se rajó aculado en tablas. Sin historia.
Sus otros dos oponentes regulares, no brindaron mayores posibilidades. Huyeron del engaño con descaro. El cuarto pudo ser pero su poca raza jugó en contra. El sevillano quiso sobreponerse a la adversidad y plasmó alguna serie donde se pudo y hubo merced a su disposición y buenas maneras. Reconoció el público su esfuerzo y no le recriminó nada. La espada también le fue hostil y hasta llegó a oír un aviso.
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