Crónicas

En Manizales… Muchos poetas, muy poca poesía

Monumental plaza de toros de Manizales, Colombia. Viernes 14 de octubre, 2022. Primer festejo del ciclo pre feria Toros y Ciudad en su edición XXIII, correspondiente a una novillada sin picadores. Se lidiaron erales de Salento, sangre Murube – Santacoloma; en general descastados y sosos, justos de fuerza y medidos de faena, destacando cuarto y quinto con movilidad y leve transmisión.

Simón Hoyos: Silencio tras aviso.

Felipe Negret: Leves palmas

Fredy Velasquez: Silencio, tres avisos.

Curro Pimentel: Silencio, tres avisos.

Daniel Sánchez: Vuelta al ruedo.

Sergio Alzate: Silencio tras dos avisos.

Juan Simón: Silencio

Detalles:

El banderillero Andrés Herrera (cuadrilla de Negret) y Ricardo Santana (cuadrilla de Fredy Velásquez) fueron prendidos sin mayores consecuencias.

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Arriba octubre y con él se reactiva el muy mermado calendario taurino colombiano. La cita en la capital caldense convocaba a propios y extraños a una novillada nocturna en la que seis noveles toreros se vestían de luces y exponían sus argumentos ante la cambiante y mermada afición de Manizales.

Una noche fría y sin lluvia con un aforo que no alcanzó la media plaza, en la que, como es propio de este tipo de festejos, sobraron los sustos, los avisos, la inexperiencia y las ganas de destacar en un arte que reserva la grandeza a los realmente virtuosos.

En relación al bravo, es necesario indicar que se lidiaron erales de la ganadería quindiana de Salento (Murube – Santacoloma); fieles al Santacoloma en hechuras y comportamiento, negados para humillar, a falta de condiciones y/o de mando, reservones, justos de fuerza, más que precisos para el festejo y la plaza; se debe decir también que, a falta de reserva, el último de la lidia a pie tuvo que permanecer pese a estar visiblemente mermado tras una fea vuelta de campana.

Sin detenernos en lo obvio, ni ahondar en el tema de las oportunidades, (por cierto, abundantes en algunos de los novilleros a razón de sus contactos e influencias en el mundillo taurino colombiano), si es necesario mencionar que faltaron aspectos técnicos básicos, rudimentos interiorizados por el toreo de salón o de espejo; escaseo la osadía novilleril que hemos visto en otros certámenes; y, por supuesto, la espada, continuó siendo la asignatura pendiente.

Al ver tantas luces y tan poca claridad, tantos anhelos y tan escasa entrega, tantas ganas y tan mermada convicción, resuenan, con especial énfasis, las contundentes líneas del escritor estadounidense Charles Bukowski, que inspiraron el título de esta crónica:

“… pero como dijo Dios,

Cruzándose de piernas:

Veo que he creado muchos poetas, pero no mucha poesía”  

Sírvase pues a leer lo sucedido en el ruedo Manizalita.

 Simón Hoyos: El novillero de Manizales, tiene modos y buenas maneras, su toreo es fino y de mando, como quedó establecido en el ciclo del año anterior; una pena que pacho con la fea embestida de Navideño (328 kilos), un animal que al verse mermado termino defendiéndose, incluso llegando al desarme; con la espada, se le notó dubitativo despachando tras dos pinchazos. Silencio, dado que el morlaco se tragó la muerte.

Felipe Negret: El espigado novillero capitalino, hijo del otrora empresario de la plaza de toros Santamaría, quien debutará con caballos en la próxima feria de Cali, mostró en Manizales, voluntad y disposición; de su actuación, frente a Pijao (316 kilos), destacaron algunos pasajes con el capote, y el inicio de faena en la que opto irse de hinojos despertando al conclave caldense; con la espada no estuvo fino y por ende la muerte se dilató. Palmas.

Fredy Velásquez: Ante Soberano (306 kilos) Presentó argumentos desde el recibo de capa con una larga cambiada seguida por buenas verónicas; una pena que todo se diluyó con el paño, pues el novillo desarrollo sentido (tras prender al banderillero Ricardo Santana) y se concentró más en el cuerpo que en el engaño; con el acero, un océano de dudas que lo llevaron a naufragar escuchando los tres avisos.

Curro Pimentel: Al torero de Choachí, emparentado con la dinastía de maestro Jerónimo y de su casa ganadera El Paraíso, le tocó en suerte Cardenito (318 kilos) herrando con el 120, mítico número que conecta con el destacado semental del que provienen los memorables jaboneros del maestro Pimentel; al novillero se le vio puesto y con ganas, haciendo resonar la música, prodigándose por la mano derecha, una pena que el animal duró tampoco y le llevó a exprimir los pases con más habilidad que arte; con el acero muy poco que decir, escuchando los tres avisos.

Daniel Sanchez: Al novillero, formado en la escuela taurina de Manizales, le correspondió en surte Coquito (312 kilo) un animal complejo y geniudo, con el que, en ocasiones, pudo exponer una interesante base del toreo fundamental por las dos manos; con el acero logró despachar con pinchazo profundo en buen sitio, tras dos intentos. Vuelta.

Sebastián Alzate: Realizo labor de enfermero con Monarca (340 kilos), dado que, en el recibo de capa, tras enterrar los pitones en la arena, dio una fea vuelta de campana que le mermo definitivamente; pese a la intransigencia de la presidencia y en medio de los reclamos del respetable, logró exprimir algo por la derecha y a media altura; con la espada no se pudo, despachando de fea manera tras dos avisos. Silencio.

Juan Simón: El impúber aspirante a rejoneador, se la vio con Manchadito (300 kilos) un animal que, sacando el fondo de Murube, tuvo movilidad y fondo, acosando a las cabalgaduras, alcanzándolo en algunas ocasiones llegando incluso a derribarlo, sin consecuencias para el equino ni su jinete; con los rejones y banderillas un total desconcierto, incluso estando a punto de arrollar al subalterno que le acompañó; entro a matar a velocidad de vértigo sin ninguna base técnica ni convicción. Como cabeza de cartel Simón Hoyos asumió la muerte, ante la imposibilidad del jinete, despachando tras descabello. Silencio.

Tres reflexiones para cerrar, agradeciendo a quienes hayan llegado hasta acá:

  1. El toro pone a cada quién en su lugar. Ante el burel los amigos, la influencia, los arreglos y los modos, pasan a un segundo nivel, allí se impone la verdad.
  2. Es cierto que hace falta más apoyo y oportunidades; sin embargo, también es verdad, que las ganas, la entrega y el compromiso pueden con todo; que no se pierda la sed y ambición del novillero, que no se extingan las ganas y el fuego de ser toreros.
  3. A los toros hay que matarlos, con dignidad y grandeza, como guerreros; para ello el matador a de entrenar en silencio, amar su profesión, ha de morir mil veces para lograr ser el mejor.

Toros y Ciudad continúa

Sábado 15 de octubre (3:30 pm). Utreros de Mondoñedo para Juan Gómez Dinastía, Anderson Sanchez, Maikel Ramírez, José Gallo, Juan Palacios; y en las monturas José Gómez (Rejoneador).

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