Crónicas

En Sevilla… Daniel Luque, inobjetable Puerta del Príncipe

Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Jueves 28 de Abril, 2022. Más de un tercio de plaza. Toros de El Parralejo, el quinto como sobrero, disparejos en presencia, encastados, con genio, se estrellaron con el peto por la inercia que llevaba pero no pelearon.

David Fandila El Fandi: Silencio y ovación.

Miguel Ángel Perera: Oreja tras aviso y ovación tras aviso.

Daniel Luque: Oreja y dos orejas tras aviso.

Parte médico

El Matador Daniel Luque, durante la lidia del tercer toro sufrió “Varetazo en hemitórax derecho a nivel de 5ª-6° costilla. Dolor a la palpación en región costal derecha. Auscultación torácica sin hallazgos patológicos. Exploración de rodilla izquierda sin hallazgos patológicos, con buena movilidad. Se recomienda estudio radiológico y tratamiento con analgésicos y antiinflamatorios”. Firma: Dr. Octavio Mulet Zayas

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Todavía no se han levantado las barreras que le digan al genio: De aquí no pasarás”: Ludwig Van Beethoven

  • Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que esta crónica no es apta para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar al arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Con emoción, sí con suma emoción observaba las intensas creaciones de, Daniel Luque, porque el arte es eso justamente: emoción, y no…

… ¡no! una mera circunstancia de divertimento.

Al mismo tiempo, reflexionaba en su imparable lucha, su incontestable objetivo por reconquistar todo. Lo que de inmediato me hizo recordar la frase del inmenso Beethoven que justamente antecede a esta crónica.

Todavía no se han levantado las barreras que le digan al genio: De aquí no pasarás”.

Y, efectivamente, así fue la historia que se escribió esta tarde en Sevilla.

Y así vimos argumentar con la insoslayable verdad, el notable esfuerzo de imponerse a la adversidad y en medio de todo eso crear.

Crear pasajes luminosos, intensos, de una sensibilidad a raudales como lo hizo, Daniel Luque. Pasajes que emocionan y devastan al espíritu.

Los dos toros del señor Luque no han sido lo bueno que los amigos del engaño dijeron. Había que poderles en medio de su mansedumbre y genio.

Esa violencia requería de mando que fuera sustentando con el necesario aguante y, Daniel Luque, lo tuvo, lo demostró y lo consiguió.

Con su primero, el que anunció la evidente violencia con el capote, el señor Luque aguantó y entendió de ello para poder desarrollar la estrategia necesaria y así poder crear.

El toro simplemente se estrelló con el caballo y en lugar de pelear -como lo haría un toro bravo- se defendió para después dormir el sueño de los justos en el peto. Lo llevaron a un segundo encuentro y ni siquiera su inmensidad pudo llegar al peto, porque se reveló al castigo.

En este contexto el reto era evidente dominar para crear.

Porque un artista en el estado de madurez por el que ahora transita, Daniel Luque, eso pretende y eso acaba consiguiendo, haciendo ver mejor durante su concierto a los toros, como ocurrió con el torillo de Victoriano del Río, que fue indebidamente indultado en Arles. El señor Luque acompañado de su sabiduría, le hizo percibir infinitamente mejor de lo que era, a través de su luminosa creación.

Y, esto ocurrió esta tarde.

Comenzó con necesarios doblones que de inmediato sometieron al astado haciendo notar que el imperio era del torero y ahí mandaba él.

Así apareció una primera serie con la derecha de una calidad indiscutible, temple, ritmo y armonía se conjuntaron para conseguir el reconocimiento público.

Vino entonces la respuesta por el lado natural y ahí las mansescas intenciones del bovino, se hicieron evidentes cuando se le coló en el primer remate, por lo que dio otro de pintura.

Retomó la mano derecha el mando y fue una serie espléndida, absolutamente espléndida; esto seguramente hizo confiar al torero y volvió a citar, el toro se le venció se fue directo a su geografía corpórea y le asestó soberana guantiza que dolió…

… ¡vaya que sí dolió! y mucho, pero no tanto como la vergüenza, la honestidad torera, que obligó al artista a regresar al redondel concretando la serie con incontestable solvencia.

Escribió otra más y el toro ya no quería saber de nada, el señor Luque había impuesto su imperio y no había nada que hacer. 

Porque, incluso, por el natural era todavía -si cabe- más complicado, lo que no impidió imponerse a Daniel Luque.

Tras la rúbrica el respetable exigió a través de los blancos pañuelos se le otorgara una oreja, que paseó con la gran satisfacción que da la verdad expuesta.

A la enfermería marchó, Daniel Luque, de donde salió para confrontar al sexto del festejo. Otro toro con genio, complicado, desde con la capa apareció su violencia atemperada por, Daniel, y no peleó en varas sino se defendió.

Tras brindar su propuesta citó y desde el primer pase le dejó en claro a la violenta naturaleza instintiva, el poder de su mandato, que ordenó seguirlo en series con la mano diestra que resultaron luminosas.

Daniel Luque estaba consumando su creación con el poder que concede el valor y el aguante necesarios, así como el poder del sentimiento que hace trascender al espíritu por la solidez de su arte.

Una propuesta de grandes alcances arquitectónicos que resultó diáfana, cristalina y plena de armonía.

Una creación estentóreamente intensa por lo dionisiaco e indiscutiblemente bella por lo apolíneo.

Las cuestiones de fondo unidas con las formas por la honestidad en la creación.

Vino la rúbrica y se entregó, dejó una entera ligeramente trasera y ligeramente contraria que provocó tardara unos segundos en caer, y de inmediato los amigos del engaño, justificando, afirmaron que hacía “muerte de bravo”; un toro que de eso no tuvo nada en la lidia.

Tras claudicar se inundó de blanco oleaje el sevillano escenario taurino, actuando de inmediato y en consecuencia el presidente al conceder los dos más que merecidos trofeos que resultaron áureos, por la apasionada entrega implícita y la luminosa creación explícita.

Con relación a, Miguel Ángel Perera, su toreo se ha estereotipado, dos faenas correctas, pulcras, consiguiendo imponerse a sus toros, pero aquella alma que daba sustento a sus faenas, pareciera que se alejó y su toreo se percibe tan vacío, a pesar de lo bien hecho.

Mientras que, David Fandila El Fandi, ha vuelto a comparecer con su inquebrantable voluntad, anunciando mucho con el capote, siendo espectacular con las banderillas, pero quedando entre azul y buenas noches con la muleta.

Al final, Daniel Luque, salió por la codiciada Puerta del Príncipe, seguramente, vendrán muchas más, porque el estado de gracia por el que transita su espíritu…

… así lo anuncia.

¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!

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@PERIODISTAURINO  

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