Crónicas

En Manzanares… Puerta grande para Sergio Serrano

Manzanares (Ciudad Real). Sábado 17 de Julio, 2021. Más de dos tercios de entrada dentro del aforo permitido. Toros de Conde de Mayalde, impecablemente presentados, todos aplaudidos de salida, han sido mansos en su conjunto ya que no pelearon en las cabalgaduras.

Daniel Luque: Gran ovación y oreja tras aviso.

Sergio Serrano: Dos orejas y emotiva ovación.

Ginés Marín: Ovación y oreja.

Detalles:

Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del coronavirus.

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Una tarde interesante ha sido la que se vivió este sábado tres toreros de corte diferente pero unidos por la incansable lucha por defender su verdad.

Sergio Serrano ha sido al final el feliz triunfador, un torero que ha luchado y mucho contra un sistema que no le había hecho justicia y que por fortuna en estas épocas le están reconociendo su tauromaquia, cuando debieron haberlo hecho desde años atrás.

A su primero, Sergio, le recogió las descompuestas embestidas y tras ser corregidas concretar lances cadenciosos. Después de un tercio de varas en donde no cumplió el toro y durmió en el peto, como quite aparecieron zapopinas un tanto embarullas.

El prólogo fue una serie con la derecha de hinojos pasándose al toro con inobjetable verdad lo que impactó al púbico. Con el toreo al natural se acabó imponiendo a esa insistente y descompuesta embestida, porque además el toro iba con la cara alta.

Intentó con la derecha pero el toro se resistía, lo meritorio ha sido que aún así extrajo pases meritorios. Como epílogo pases con la mano izquierda sembrado en la arena emocionando a raudales al respetable. Una entera y el público exigió dos orejas que fueron autorizadas.

Su segundo resultó un toro huidizo al que inteligentemente se fue a los medios a lancearlo y apareció una muy recortadora chicuelina. En el caballo el toraco aventó cornadas de manso para deshacer el encuentro en lo que fue un suspiro de tercio de varas.

Tras el primer pase se derrumbó el toro y se partió el pitón izquierdo, ante tal situación, Sergio prosiguió con más pases suaves para no molestar al toro. La faena fue medida porque el toro era reticente. Lamentablemente, dejó una estocada traserísima y tendida y fue hasta después del cuarto pinchazo cuando cayó el astado.

Daniel Luque en verdad que tuvo una gran tardaste dos ejemplares mansos pero que tras someterlos se dejaron meter mano. Con su primero, que se fue a las ancas del caballo -los cuartos traseros-, tras derribarlo no pasó más en la suerte de varas. El toro estuvo doblando constantemente, sin embargo, la faena fue planteada con base en suavidad.

Así aparecieron como inicio esos pases templados a media altura para no atosigar al toro, sí al hilo de las tablas. Quiso darle mayor espacio y lo puso en el tercio y ahí continuo su magnífica faena con la mano derecha imponiéndose a las mansescas intenciones del astado ya que huir era su meta. Cambió de mano y después del primer natural el toro salió huyendo, así que Daniel se acercó más a tablas y ahí sumo más naturales importantes.

La mano derecha volvió a escena y a pesar de que el toro continuaba con su propósito de huir, concretó la serie y en medio de esta una dosantina para al final dejar sentidas luquesinas. Después el burel se aparcó en tablas y decidió poner punto final. Dejó una estocada traserísima y baja, otra trasera y tres descabellos.

Daniel Luque tenía es gran molestia de no haber conseguido el triunfo por la espada, así que fue a más con el cuarto, no obstante, después de probarlo con la capa el toro mostró reticencia. Así que decidió llevarlo con el piquero y tan pronto sintió la puya el del Conde de Mayalde salió huyendo, y así hasta en cuatro ocasiones vendría una quinta comparecencia en donde le taparon la salida y ahí durmió en el peto.

Suaves han sido los pases del prólogo de su faena, para continuar con la mano derecha dejando estupendos naturales, siguiendo por ese mismo lado en mejor tesitura. Cuando regresó la derecha el torero iba templando la protestona embestida con la que pretendía el toro puntear el engaño, sin embargo, merced al mando y temple de Daniel no lo consiguió.

Volvió el toreo al natural y a pesar de que el toro ya no quería acudir, Daniel, le obligó y consiguió una serie meritoria. Tras pases pintureros para dar paso a las luquesinas decidió entrar a imponer la espada, y dejó un pinchazo, media trasera caída y dos descabellos, al final le dieron una oreja.

Ginés Marín tuvo un lote complicado en ambos hubo notable esfuerzo. Al final en el que cerró plaza tras faena de mérito el público le concedió una oreja.

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