Desde el tendido de Rafa Rojas… Experimento con adminículos nuevos da buenos resultados

Rafael Rojas 29 marzo 202129 marzo 2021 México, Por Rafael Rojas

Sí, como lo leen amigos aficionados, el experimento realizado el fin de semana pasado en la Monumental Zacatecas dio excelentes resultados. Ahora solo falta concretar.

¿Por qué lo digo?

Porque el uso de los nuevos adminículos para la lidia (divisa, puya, banderillas y estoque) propuestos por el MV Julio Fernández prometían un espectáculo menos sangriento, con más emoción, con mayor movilidad en los astados, en donde con el uso de la nueva puya, de solo 6 centímetros, los toros podrían demostrar mejor su bravura, casta y fiereza, el tercio de varas recobraría la grandeza que alguna vez tuvo y, sobre todo, que los aficionados y público saldría emocionado y con ganas de volver.

Dio buenos resultados no en cuanto a lo que prometían los nuevos trebejos, sino en que por fin y de una manera incuestionable se evidenció lo que, desde hace unos 40 años, se ha venido diciendo:

¡¡Al toro se la ha reducido la bravura!!

Se la ha diluido tanto la sangre con el objetivo de crear un toro “artista”, dócil y noble. So pretexto de que así lo quieren las figuras y lo quiere el público.

Sin embargo, se les pasó la mano y lograron hacer un toro hartista (de harto), bobalicón, soso, descastado y manso que ha logrado sacar a los aficionados de las plazas (muestra de ello es el cemento que se ve en todas las plazas de México).

Pues sí, el fin de semana pasado se lidiaron 24 toros y de esos, salvo uno o dos que pudieran pasar de panzazo, todos fueron animales mansos, sosos, descastados, faltos de fuerza que se caían antes del caballo, que después de recibir una o dos simulaciones de puyazos se quedaban sin fuerza y parados, que embestían con la cara alta, rajados, en fin, la antítesis de un toro bravo y encastado.

¿Se logró el objetivo de que fuera una fiesta menos sangrienta?

En cierto punto.

¿Hubo más emoción?

¡No! La gente salió aburrida. Aquí dejo algunos comentarios de aficionados después de ver el experimento:

“Esto es el final de la fiesta. Así solo veo que esto durará unos 10 años más”.

“Las herramientas nuevas no son el problema, el problema es que hace falta bravura y casta”.

“No sé por qué le otorgaron el arrastre lento al segundo toro de Sergio Flores, si no peleó en varas, en la muleta tuvo mayor movilidad, pero embistió con la cara arriba, sin humillar”.

“Cada vez que veo este tipo de ganado salgo más decepcionado de la fiesta”.

“Y estos toros son los que piden las figuras, cómo estarán los otros”.

¿Los toros se movieron más?

Para nada, por la falta de bravura y fuerza los toros, después de dos puyazos y dos quites se desfondaron.

¿Demostraron más bravura?

No, ninguno metió la cabeza abajo al caballo ni recargaron con los riñones. Solo tiraban cornadas de manso para quitarse al jamelgo y haciendo sonar los estribos.

¿La suerte de varas recobró su grandeza?

Se podría decir que hicieron de la suerte de varas una simulación. Ya que, si bien es cierto que se les dieron dos puyazos, esto no quiere decir que sean puyazos de esos que se te quedan guardados en la memoria porque no se veía el peligro que un toro bravo y encastado demuestra.

Ahora solo falta concretar señores ganaderos.

Hay que refrescar la sangre y deshacerse de todos esos toros artistas. Comenzar de nuevo para crear un toro con fuerza, que emocione, con bravura, casta y fiereza. Sólo así la gente regresará a las plazas y de verdad saldrá toreando.

Las figuras del toreo son aquellas que llenan las plazas y hoy, salvo dos toreros, no hay quien puede ser catalogado como figura. Es cierto que hay toreros de primera línea y muy buenos. Pero ninguno llena las plazas. Entonces, dejen de cumplirles sus caprichos.

Y por favor, empresarios y ganaderos. Dejen de hacer caso a la prensa rosa, a los amigos del engaño que den coba y escuchen al público. El público es sabio y si ven las plazas vacías es porque ya nos cansamos de que nos den gato por liebre.

Queremos un espectáculo digno y serio, con el toro bravo y encastado, con edad e íntegro de sus astas. Verán que cuando regrese la verdad al ruedo el tenido volverá a llenarse.

¡¡El aficionado es el que paga, escúchenlo!!

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