En Madrid… Toros broncos y mal tiempo
Las Ventas. 21 de abril de 2019. Corrida del Domingo de Resurrección. Un cuarto de entrada. Toros de El Torero. Fueron de escasa condición, excesiva Romana para sus formas y broncos en cuanto a actitud.
David Galván: Silencio y silencio.
Juan Ortega: Vuelta al ruedo tras aviso y silencio tras dos avisos.
Pablo Aguado: Silencio y silencio tras aviso.
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El primero de la tarde, para Galván, fue el de más peso de la corrida. Quizá esa condición le limitó al momento de acudir a la capa. El viento molestó sobremanera todo el desarrollo, tanto de la lidia como del tercio de muleta. A pesar de haber dado unos muletazos de calidad, no pudieron verse cuajados en un conjunto debido a que faltó temple, y sobró viento.
En el segundo de su lote no tuvo más suerte, ya que el astado flaqueó en todos los momentos. El respetable pidió la devolución del mismo, pero no hubo tal suceso. Galván, a pesar de intentarlo, no pudo lucirse, y quedó silenciada su actuación en gran medida por la escasa condición del toro.
Juan Ortega toreó en segundo lugar. El primero de su lote fue un toro con condición y ritmo desde los inicios. Acudió a la vara de forma adecuada, y permitió cuajar unos lances con el capote brillantes en su fondo y forma.
Con tal disposición, el torero asumió la responsabilidad de dar lo mejor de sí durante el desarrollo de la faena, más a pesar de intentarlo y proceder a dar muletazos por la derecha y al natural de muy buena forma, no consiguió conectar del todo con el respetable, que pidió la oreja pero no de forma unánime. Se gano una vuelta al ruedo.
De Lagunajanda fue el toro que salió en quinto lugar, tras devolver al que debería haber salido. De escasa condición, no fue mejor que saliera en lugar del devuelto, pues fue de misma tónica que el resto de la corrida de El Torero. A pesar de ello, Ortega lo intentó, por lo cual se pudo ver que era reservón por el derecho, y corto por el izquierdo. No dio opción.
Del tercer toro de la tarde, para Pablo Aguado, poco se puede decir, pues se podría definir con la palabra “genio”. Pero no refiriéndonos a la cualidad de hacer las cosas fuera de lo común en buen sentido, sino por ser bronco y áspero en las formas. Tuvo que lidiarlo, tratar de enseñarlo a embestir, pero poco pudo obtener de él tras intentar someterlo y sacar jugo de su mala embestida. Recibió el silencio por parte del respetable.
El último de la corrida fue un toro que también poseía genio. Aguado hizo lo que pudo en líneas generales. Con misma actitud intentó torearlo llevándoselo a los medios, pero la tarde estaba echada, y el toro tampoco permitió en excesivo poder dar lugar a pases considerables. La estocada fue lo mejor de su comparecencia.
La corrida de hoy, marcada por el mal tiempo, fue un cúmulo de brusquedad y aspereza en la condición de los toros. No dieron opción a los comparecientes debido a su condición tan amarga. El mejor fue el segundo, excepción de la tarde, que no fue del todo bravo, pero permitió movilidad y ligazón en algunos momentos a Pablo Aguado.
¡Viva la Fiesta!
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