Crónicas

En La Esperanza…otra emotiva tarde de buen toreo aficionado

En el fundo La Esperanza del distrito limeño de Pachacámac, se desarrolló el pasado sábado 1° de setiembre, la cuarta fecha del IV Festival del Torero Aficionado que organiza la ATA (*), dándose dos series de competencia y un intermedio a cargo de señoritos toreros de antaño. Las becerras en tienta correspondieron al del hierro de Cerro Viejo, propiedad de la familia Vásquez De las Casas, de buena nota.

Muy emotivo fue ver el paseíllo que hicieran los toreros aficionados fundadores de la ATA, don Raúl Aramburú, don Alfonso Simpson Bustamante, el doctor Aldo Risco, don Fernando Ceruti y desde luego que también en la memoria de don Alfredo Bullard Coello. Ellos mantienen el recuerdo del legado de los legendarios de aquella Hermandad de La Legua como fueron Raúl Aramburú Raygada, Gabriel Tizón Ferreyros, Fernando Graña y por supuesto José Antonio Tuco Roca Rey.

Se echaron a torear, don Raúl Aramburú y el doctor Aldo Risco con exultante expresividad y señorío torero para dejar escuchar Juncal y luego el himno de la ATA, ese Vamos a torear en la voz con aire de charro del recordado don Alfredo Bullard cuyo hijo José Ignacio, apenas pudo disimular el brillo sentimental de sus ojos. Detalles que solo la emotividad de aquel instante pudieron describir.

Asistieron en la lidia y brega los matadores de toros en retiro Claudio Ronge y Flavio Carrillo, el novillero Nicolás Vásquez, el ganadero Juan Manuel Roca Rey, el torero Alonso Mamani y el periodista taurino Manuel Gonzales Cachi.

En los jamelgos estuvieron los varilargueros Yaco Reyes y David De la Barra.

Repasaron las reses los jóvenes Roberto Riveros, de la Escuela del matador José Fernández; Fernando Alva, Duilio Vallebuona, Javier Anduaga y Juan Antonio Roca Rey.

La fecha fue dedicada para reconocer merecidamente al ganadero de Paiján, don Aníbal Vásquez Nacarino.

 Resultó triunfador de la fecha Gaspar de Loayza mientras que Kike Sifuentes clasificó también para la final.

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 Elmer Pajuelo volvía a hacer un paseíllo luego de 22 años desde cuando soñaba con ser novillero y actuaba anunciado como El Gato en los años noventa. Paró la primera vaca de la tarde que fue enrazadita de las que requiere hacerle las cosas despacio y con reposo. Ganoso y persistente le buscó los espacios pero la larga para en esto cobró factura. Para la próxima será sin duda alguna.

La dama torera ecuatoriana, Ana Lucía Román, que torea mucho y seguido en su país, no tuvo acople con una vaca débil de manos y que se le venía siempre vencida. No repone con ella y más fueron sus ganas por agradar y entereza.

Gaspar de Loayza, recibió con fundamento en el capote a una vaca repetidora. Con recursos y solvencia, la enganchó de frente en cada muletazo. Toreó a gusto con mucho sabor, poniendo la pausa necesaria acompañó y estiró la embestida de su becerra. Superlativos fueron los naturales como esos redondos logrados. Transmisión y sabor en una faena sólida de Gaspar que le valió para ser declarado triunfador de la fecha.

Rodrigo Monasterio nunca sale sin guardarse nada desde el inicio, como en esta ocasión que rodillas en tierra se luce con una larga cambiada para saludar a su becerra. Luego las verónicas han sido tan despaciosas como embebidas en su capote. Coge la muleta a puro estilo del maestro Pepe Luis Vásquez , sorprendiendo con el cambiado.  Acusó justeza de fuerzas la becerra y de allí en adelante colaboró poco con un Monasterio que no ocultaba su desazón. Aún así supo estar por encima y tras una serie atornillados los botines en la arena, el cambio de manos para cobrar de la empatía con la parroquia.

Enrique Sifuentes, el bien llamado terremoto de Lurín, creó y transmitió espectáculo fiel a su estilo franco y bullidor. Tanto de capa con la que inició por largas de rodillas como con la muleta imprimió el signo que le caracteriza. Tuvo buen son por el derecho su becerra y Kike lo aprovechó para gustarse y conectar.

Iván Goicochea le puso muchas ganas pero le faltó distancia con la vaca. Para destacar su empeño que a base de ello pudo plasmar buenos pases cuando le ponía la muleta por delante.

La Esperanza es posible gracias al altruismo del anfitrión Tito Fernández, quien a su turno demostró pararse con firmeza y buenas maneras, cruzándose ante la buena vaca que le tocó en suerte. Desplegó muletazos de categoría.

Juanjo Roca Rey , es el otro hermano de los matadores profesionales de la familia de estirpe taurina. No le pesó el debut, por el contrario, se mostró muy firme. Parado en un palmo recibió a su becerra con  los célebres pases cambiados firma de la familia. Ya del inicio con el capote se dejó ver ante otra buena pupila de Cerro Viejo.

 

(*) Asociación de Toreros Aficionados del Perú

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