Crónicas

En Madrid… Díez se muestra como una opción a futuro

Las Ventas. 2 de septiembre de 2018. Novillada estival. Un cuarto de entrada. Novillos de Saltillo que fueron parejos en cuanto a presentación y no defraudaron en cuanto a bravura en el cómputo general.

Alberto Pozo: Silencio tras aviso y saludos tras aviso.

Manuel Ponce: Silencio tras aviso y ovación.

Jesús Díez: Ovación y ovación.

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El primero de Saltillo de la tarde estaba en el tipo del encaste. Con gran torería y habilidad lo recibió al capote Alberto Pozo. El novillo mostró debilidad durante las tres suertes, perdiendo así las manos en más de una ocasión. En el caballo fue manso. La disposición del joven se vio plasmada con la muleta en mano, dejando muy buenas sensaciones con los doblones justo antes de coger el acero. La estocada fue hasta la mitad y baja tras un pinchazo.

Aportó nobleza el cuarto de la tarde, al que se le dieron tres puyazos, cuando debieron ser dos. No dio problemas ni complicaciones en la lidia, pero se fue rajando conforme avanzaba la actuación. Tampoco humilló con corrección en la faena de muleta, ya que salía con la cara alta y la embestida no era su punto fuerte. Intentó someterlo el joven, pero a este ejemplar no hubo opciones de sacarle opciones para el triunfo. La estocada fue algo trasera.

El segundo de la tarde, para Manuel Ponce, salió bastante suelto, más luego, en el tercio de varas, hubo pitos por parte del respetable. La embestida de este astado era más contundente, pero el novillo tenía nobleza y no transmitió la bravura necesaria para cuajar una actuación en condiciones. Lo intentó Ponce, pero no hubo demasiadas opciones para el triunfo.

A diferencia de sus hermanos, el quinto de la tarde salió encastado y con celo. Metió bien la cabeza en el peto del penco. Manuel Ponce comenzó su faena doblándose al compás de la embestida del novillo. Toreó por ambos pitones y con gran transmisión en la embestida. El animal aguantó esa sangre brava hasta el final. La estocada fue entera, saludando así a la afición. El de Saltillo fue aplaudido en el arrastre.

Jesús Díez lidió a un duro tercer novillo. Con el capote supo corregir las querencias sacándolo a los medios desde las tablas. No empujó con bravura en el caballo. Puso todo de su parte creando en el espectador el temor de la tauromaquia ancestral. Aguantó con el pecho por delante las complicadas miradas del astado, llegando a recibir una fea voltereta. Entró a matar con mucho riesgo derivando así en un saludo al tendido por todo su mérito.

El conjunto de la actuación en el sexto y último fue lo mejor que se vio en el ruedo, ya que el astado tenía clase y casta. Díez estuvo muy fino en todos los tercios, y supo encontrar el camino para extraerle todo lo que llevaba dentro. Por ambas manos en la muleta pudo sacarle pases de mucha calidad, colocación y brillantez. Se puede decir que mostró el novillero todo lo que puede hacer, es decir, mostró actitud novillera y ganas de ser mucho más.

En conclusión, una tarde importante para tres jóvenes novilleros que salían a enfrentarse a unos astados complicados pero de los que hacen más afición y devuelven el verdadero significado a esta fiesta. No hubo grandes triunfos pero ya el hecho de salir de la monotonía del monoencaste sirvió para volver a casa y decir: ¡Viva la Fiesta!

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@Duenases

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