Crónicas

En La Esperanza, arrancó con gran sabor de boca el IV Festival del Torero Aficionado

En el Fundo La Esperanza, del distrito de Pachacamac, al sur de Lima, se dio inicio al IV Festival del Torero Aficionado, organizado por la ATA, la encomiable entidad que agrupa a los aficionados que han decidido dar ese paso adelante como toreros prácticos o señoritos toreros como antaño eran conocidos, bajo el liderazgo del indesmayable José Ignacio Bullard y la invalorable colaboración de Tito Fernández, propietario del fundo en cuya plaza se ha realizado el festejo de esta primera fecha.

La de este sábado 11 de agosto ha sido una jornada maratónica, puesto que se dieron dos series, a las 2 pm la primera, y la segunda a las 6 pm, respectivamente.

En tanto, en medio de ambas, hicieron el paseíllo seis matadores de toros en retiro como son Daniel Palomino, Paco Chávez, Gabriel Tizón, Guillermo Santillana, Aníbal Vásquez, y  el ecuatoriano José Luis Cobos, el gran bastión de la fiesta de los toros que existe en el hermano país del norte.

Participaron en la primera serie, los toreros aficionados: Luis Barriga, Sebastián Frías, Juan José Orbegozo Chinín, Luiggi Alva y Camilo Rondinell. Resultando ganador Luiggi Alva.

En la segunda serie de la fecha, destacó sobresalientemente José Alfredo Koechlin, quien resultó ganador de la serie como de la fecha. Alternaron con él, Jaime Tavera, Esteban Morales y Rodrigo Bullard.

Destacable, sin lugar a dudas, el magnífico encierro de becerras enviadas por el ganadero Salvador Sánchez, todas con nota aprobatoria mostrando gran clase, calidad, bravura y transmisión.

Unas con ese genio que emociona, para tocarles las teclas y otras agradecidas con lo bueno que se dejaban hacer. Gran selección del joven ganadero arequipeño.

Del mismo modo y no quedándose atrás, La Centinela de Hernán Velarde y Gabriel Tizón, por su parte, aportaron seis becerras en tipo que se dejaron y colaboraron a redondear la tarde, puestas para los matadores en retiro que actuaron en el intermedio de las dos series de competencia.

Demás decir de lo bien que estuvieron aquellos, contagiando al público asistente de su alegría y buenas maneras que evocaron sus tardes de gloria. Ver, pese a los años, a los matadores Daniel Palomino y Paco Chávez puestos frente a las exigencias de las vacas fue de gusto añejo.

Para subrayar la torería de Gabriel Tizón que por mandiles no rehuyó el quite hecho por su alternante el maestro José Luis Cobo quien para asombro se asomó antes con verónicas llenas de sentimiento.

Guillermo Santillana, desplegando mando y poder en cada muletazo largo que instrumentaba. A su turno, qué buenas series pegó el maestro ecuatoriano José Luis Cobo, tanto en la cadencia de su capote como en cada pase con la muleta con la que toreaba a gusto y maestría a la becerra.

Qué decir del matador Aníbal Vásquez De las Casas, siempre egregio. No en vano el doctor Luis Herencia lo califica como “el mejor torero de tientas que hay en nuestro medio”.

En Aníbal, las cosas frente a las reses se ven fáciles. Un lujo realmente tener a estos maestros reunidos. El público retribuyó cada entrega y gesto de ellos con sonoras ovaciones.

De las dos series en competencia, todos los toreros supieron mostrar sus cualidades y argumentos, unos más que otros evidentemente pero con la satisfacción cumplida.

Mención aparte la participación de Esteban Morales llegado por cuenta propia desde el país hermano del Ecuador. Rodrigo Bullard a lo suyo, poniendo mucho de sí atacando a la vaca por el pitón donde era más clara, otra buen ejemplar del encierro.

Muy seria, tenía buen tranco y genio. Suena la música con aquel himno de la ATA “Vamos a torear” interpretado en la nostalgia del recuerdo de don Alfredo Bullard. Detalles que se aquilatan y emocionan.

En la cabalgadura, David De la Barra siempre eficiente y en la brega Alfonso Mamani, cumpliendo bien como siempre.

Destacaron particularmente en cada una de sus series, respectivamente, Luiggi Alva de mucho acople con su becerra, mientras que José Alfredo Koechlin sencillamente cuajó una gran faena sobre todo sustentada en la mano izquierda, con naturales de gran factura, lentos, largos, impregnados de hondura tal como le permitía una gran vaca de Salvador Sánchez, codiciosa, con ritmo y enclasada. José Alfredo toreó a gusto, encajado, metiendo los riñones y con solvencia. Fue declarado triunfador de su serie y de la fecha.

Los que asistieron pasaron una grata jornada taurina, muy buen ambiente y comodidad para disfrutar de esto que a todo buen aficionado apasiona. Meritoria labor de la Asociación de Toreros Aficionados del Pérú, ATA. Enhorabuena.

Hasta la próxima semana, Dios mediante.

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@torosconverdad 

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