En Madrid… Pablo Mora, gran vencedor por unanimidad

Pablo Bielsa 03 agosto 201803 agosto 2018 España, Por Pablo Bielsa

Las Ventas. Viernes 3 de agosto de 2018. Final de las novilladas nocturnas en Madrid. Novillos de Juan Antonio Ruiz Espartaco. Buena presentación y movilidad.

Alejandro Fermín: Silencio y silencio.

Rafael González: Silencio y vuelta al ruedo tras petición.

Pablo Mora: Silencio y vuelta al ruedo tras aviso.

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Alejandro Fermín abrió la noche saludando a un novillo de Espartaco de buenas maneras. Los tercios de la lidia fueron lucidos y el astado se empleó de forma correcta.

Todo pintaba bien para la posterior faena, donde Fermín supo equilibrar ambas manos. Los derechazos que le dio fueron de categoría, pero su pitón fue el izquierdo, ya que por ese lado embestía y humillaba de forma muy elegante.

Consiguió cuajar y redondear algunos muletazos de calidad, y conectó con el tendido haciéndose valer en el ruedo venteño. La espada fue la guinda que faltó a su actuación con este primer novillo, pues al no tener fortuna, recibió el silencio por parte de respetable.

De rodillas en el tercio recibió al cuarto de la noche. El novillo se mostró dicil durante los tres tercios. A comienzos de la faena de la muleta la cosa tuvo mucha transmisión, ya que le movilidad del astado ocultaba la bravura pero era suficiente para dar juego.

Posteriormente ejecutó el novillero unos naturales de gran torería. El joven encontró el equilibrio y armonía para lidiar al novillo, sin embargo todo se vino abajo por las condiciones del animal, ya que éste se descompuso en su embestida. El desatino con los aceros fue de gran consideración.

Rafael González comenzó su actuación con un novillo que cumplió en el capote. Tuvo calidad pero le faltó transmisión. Hizo todo lo que estuvo en sus manos para demostrar al tendido su buen hacer. Concluyó con bernardinas y una estocada entera a pesar de tener que emplear el descabello en varias ocasiones.

El segundo del lote de Rafael Gonzalez se postuló como el mejor de la noche. Hiló un buen tercio de varas unido a la entrega en el capote durante la lidia. En banderillas se mostró bravo y con fuerza y empuje. Transmitió en el tercio de muleta, sabiendo equilibrar por ambas manos para dar lugar a un todo cuajado.

El joven novillero supo entender y gestionar las fuerzas del astado por ambos pitones, para poder dar a luz un todo conjuntado y preciso. De no ser por la mala fortuna con la espada, habría obtenido el triunfo en la final de Las novilladas nocturnas.

Lo más importante del tercero, para Pablo Mora, fue la lidia. Los capotazos se alargaron y fueron de categoría, pero el astado quizá se desinfló debido a la extensión en el tiempo de este tercio. En varas se empleó sobremanera, derribando al caballo y recibiendo dos puyazos.

Finalmente, en el tercio de muleta, tuvo clase al inicio pero se desinfló pronto y dejó calidad en ciertas embestidas por abajo. Pablo Mora puso actitud y lo supo templar. Finalizó con dos manos de forma correcta y templada.

Muy decidido se fue Pablo Mora a la puerta de toriles para recibir al sexto de la noche. El astado fue devuelto a los corrales por lesión en las patas. Es sobrero, de la misma ganadería, tuvo celo en el capote.

El joven novillero aprovechó su excelente pitón izquierdo para dibujar naturales de gran gusto. La emoción estuvo presente durante toda la faena. Una pena fue la media estocada, tendida y atravesada, las cuales se llevaron la posibilidad de triunfo.

En conclusión, el aficionado pudo ver a tres jóvenes novilleros luchando por conseguir triunfar en la plaza de toros más importante del mundo, Las Ventas. En especial, Pablo Mora fue quien logró indiscutiblemente tal triunfo.

Esto nos recuerda la importancia de seguir apostando por la juventud en nuestra fiesta y así poder seguir diciendo durante muchos años más: “He estado en los toros”.

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