Crónicas

En Madrid… Alguna oreja que pudieron ser muchas más

Las Ventas, 12 de mayo. Quinta de la Feria de San Isidro y primera de rejones. Media entrada. Con toros de Fermín Bohórquez. Por lo general nobles y dieron juego. El primero porque fue manso e inmóvil.

Raúl Martín Burgos: Oreja.
Rui Fernandes: Ovación con saludos.
João Moura hijo: Ovación con saludos tras aviso.
Leonardo Hernández: Ovación con saludos tras petición.
Andrés Romero: Oreja.
João Telles, que confirmaba alternativa: Silencio.

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El primero que abría plaza fue João Telles, quien confirmaba alternativa. Se encontró con un toro que decidió no salir de la zona de confort, los toriles. Esto fue un gran hándicap para el rejoneador, quien intentó provocar su embestida sin conseguir sacarlo de allí. Uno de los caballos fue corneado en banderillas. Le faltó encontrarse cómodo con la faena pero las condiciones del astado impidieron todo tipo de triunfo. Tampoco tuvo fortuna con los aceros llegando a escuchar un aviso mientras tomaba el descabello.

Raúl Martín Burgos tuvo más suerte con su toro, el cual salió demostrando raza y bien centrado en los movimientos del caballo. Su caballo “Añaña” fue con el que pudo llegar al tendido, mientras ponía un violín y algún otro par de muy buen gusto. Todo esto se sumó a una buena colocación del rejón para conceder la primera oreja de la Feria.

Era el tercero para Rui Fernandes. Un toro que le dejó demostrar las capacidades que tenía el rejoneador subido a lomos de sus caballos. Estos supieron moverse por lo que la fana fue muy vistosa. Todo parecía que el aficionado asistente tenía preparado el pañuelo, pero se tuvo que quedar con las ganas ya que hubo un desatino con el rejón.

El siguiente fue para Joao Moura Jr. Éste tiró de su gran repertorio y consiguió hacer un espectáculo muy digno para la plaza en la que toreaba. Puso tres banderillas cortas que hicieron que el respetable se pusiese en pie. Todo volvía a parecer que el trofeo iba a estar asegurado pero el rejón de muerte es parte de la lidia y falló. Escuchó el primer aviso.

Turno para Leonardo Hernández, quien tuvo un gran mérito enseñando a embestir a un toro que de salida no parecía que fuese a tener una gran movilidad. Se pudo lucir en una faena en la que todo lo consiguió gracias a su inteligencia y sus dos caballos fundamentales: “Sol” y “Xarope”. Tenía ganado a todo el público venteño incluso como para abrir la Puerta Grande pero pinchó hasta en cuatro ocasiones. A pesar de ello salió para recoger una ovación como muestra del buen toreo que había realizado y que el aficionado había observado.

Andrés Romero se enfrentaría al sexto y último de la tarde. Supo manejar a sus caballos de una manera extraordinaria pero le faltó acordarse de que tenía que lidiar, y eso le faltó. Se echó de menos un mejor entender al astado. A destacar el quiebro con “Guajiro” con posteriores piruetas. El rejonazo estuvo algo caído pero el tendido, algo precipitado, pidió la oreja.

En resumen, una tarde divertida para los asistentes ya que pudieron apreciar detalles tanto caballistas como por parte del rejoneo. Fue muy interesante ver cómo prácticamente todos os rejoneadores consiguieron enganchar a los presentes. Pero la suerte suprema va implícita y por ello es parte del mundo de la tauromaquia. De no ser por el desatino con el rejón de muerte, hoy se habrían cortado muchos más trofeos. Hoy, a pesar de los aceros, “He estado en los toros”.

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@pablobielsa5

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