Crónicas

En Madrid… Y los sueños, sueños son…

Madrid. Domingo 18 de febrero de 2018. Plaza de toros de Vistalegre. Última de la Feria de Invierno. Novillada con picadores de El Parralejo (correctos de presentación, nobles, manejables y con transmisión en su mayoría) –  con movilidad el primero, con transmisión el segundo, incierto el tercero, con calidad el cuarto, noble el quinto y bondadoso el sexto -. Un cuarto de plaza.

Toñete: Saludos tras aviso y oreja.

Ángel Téllez: Saludos tras aviso y oreja.

Rocío Romero – que debutó con picadores –: Oreja y saludos tras dos avisos.

Detalles:

Juan Navazo se desmonteró tras parear al quinto.

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A oreja por coleta concluyó la feria de invierno, ante una notable novillada del Parralejo. Rocío Romero ilusionó en su debut con picadores, pero el mal manejo de los aceros le esfumó de la posibilidad de salir a hombros.

Una novillada de nota puso el colofón a la feria de Invierno de Vistalegre, donde el público volvió a dar la espalda al escalafón inferior. Los más fieles del lugar – seguro que se ilusionaron con el pírrico cuarto de plaza que dio buena cuenta del envío de la divisa onubense, pero la realidad vuelve a reflejar la escasa afición de una Tauromaquia lastrada por su imagen exterior. El escepticismo vuelve a ser el gran caballo de batalla de un espectáculo sin visos de cambios, y eso que Tauroemoción ha sentado cátedra en cuanto a promoción y diversidad de espectáculos se refiere, y todo en un fin de semana de grandes alicientes. Tan solo el homenaje a Victorino Martín, en el que hubo respuesta en taquilla de un público que miró hacia otro lado en un festejo lastrada por los inadmisibles costes económicos que suponen para cualquier empresario su celebración.

Entre tanto la tarde sirvió para poner de manifiesto una vez más, faenas que sucumben al mar de pases que servidor acostumbra a degustar, por no hablar de la concesión de trofeos con bajonazos y estocadas tendidas. El envío del Parralejo presente en las principales ferias de la geografía española pudo servir para bastante más de lo que se intuyó. la acometividad, transmisión y nobleza del Parralejo, fue uno de los alicientes de una tarde en la que bien pudieron salir triunfadores la terna al completo.

Toñete uno de los baluartes de la novillería y presente prácticamente en la totalidad de los escenarios nacionales, paseó una oreja del cuarto tras una labor vertical y asentada donde fluyó el toreo por bajo. Hubo entendimiento entre Hostelero y el navarro, – casualidades de la vida estando el destino de su lado al pertenecer a una familia hotelera, la historia no le dejó de lado. Pudo cortar otra del primero, de no haber fallado con los aceros. Un auténtico bombón, que, aunque falto de empuje tuvo clase y fijeza de principio a fin. Lo mejor llegó sobre la zurda con naturales cadenciosos, pero el mal manejo del estoque hizo que saludara una ovación desde el tercio. Conformismo absoluto, pudiendo haber abandonado el coso de Carabanchel en volandas.

Sin padrino, ni apoderado con mando en plazas Ángel Téllez, responde a ese corte de novillero artista que gusta e ilusiona al aficionado más exigente. Con el bondadoso y el no tan bueno compuso dos actuaciones donde fluyó la claridad de ideas y técnica por doquier, y es que la técnica es lo que le sobran a muchos de los novilleros del escalafón, cada día más preparados que nunca, aunque en falta se echa una espada más consistente. La suerte suprema la que otorga los contratos. ¡Que iluso soy! Ilusionado proporcionó a Téllez argumentos más que suficientes para cortar una oreja a Ley. Un buen manejo del percal y del capote supuso un halo de esperanza entre tanta indiferencia. El segundo, un novillo de bandera con transmisión en un poderoso inicio de rodillas, que se empleó en los vuelos. La labor se diluyó por momentos y no contó con el refrendo de los tendidos. Otro que pudo salir a hombros y no lo hizo por el pésimo manejo de la espada. Ahí queda eso.

La tarde sirvió también para dar a conocer a Rocío Romero a muchos como servidor que todavía no la habían visto delante del utrero. Era su debut con los del castoreño y teniendo en cuenta su bagaje no defraudó. Pareció como si llevara veinte novilladas en su haber, y eso que era la primera. Gusto y personalidad fue el marcado acento de dos actuaciones, y aunque con matices demostró cualidades en cuanto al fondo y forma. Debutó frente a Pamplonica, un novillo complejo y de incierta arrancada, en el que la suavidad y el temple fue los destellos de su arraigada personalidad. Hubo quietud en una tanda sobre la diestra jaleada en los tendidos. Cariñoso el público de Vistalegre le otorgó un apéndice tras rodar la res sin puntilla. Con el sexto – que a punto estuvo de dejárselo vivo – se atascó con los aceros. Aun así, volvió a dar muestras de su valor y capacidad, en una labor que brindó a su apoderado Alberto García, que con la promoción y la difusión por bandera ha puesto en el disparadero – entre otras muchas – a la feria de invierno de Vistalegre. ¡Larga vida a Tauroemoción!

Foto de Javier Arroyo.

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@alb_bautista

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