Crónicas

En la Monumental México… Puerta grande para José María Hermosillo tras rubricar al buen cuarto

Con una entrada modesta, en la Monumental Plaza de Toros México, se han lidiado novillos de Las Huertas, ganadería propiedad de un jovencísimo, Rodrigo Barroso, correctamente presentados, han cumplido con las cabalgaduras, destacando el primero, pero sobre todo, el cuarto.

José María Hermosillo: Silencio tras aviso y dos orejas.

Juan Padilla: Silencio tras tres avisos y silencio tras aviso.

Héctor Gutiérrez: Silencio y silencio.

Detalles:

Diego Martínez, tras banderillear al cuarto, el cónclave exigió su presencia para escuchar ovación en el tercio como reconocimiento a su labor.

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El joven hidrocálido, José María Hermosillo, había conseguido el triunfo en el coso mayor del mundo, tras rubricar al cuarto de la tarde, de nombre, Pirata, dos orejas fueron a parar a sus manos y a sus estadísticas, y cuando, José María, daba la vuelta triunfal, se estacionó -brevemente- justo frente al palco de ganaderos, invitó a, Rodrigo Barroso, propietario de la ganadería de Las Huertas, a gozar de las mieles del triunfo, se fundieron en un abrazo y…

… y, acto seguido, Rodrigo, se devolvió al callejón para ir nuevamente a su lugar en el palco de ganaderos.

Ha hecho bien…

… no sólo bien, sino muy bien, mostró dignidad, honestidad y respeto a sí mismo y hacía la noble profesión de ganadero de toros bravos que eligió por voluntad.

Fue una buena novillada, pero nada que resultara algo enloquecedor, ha comenzado a darle sentido al objetivo para donde quiere llevar a su ganadería, y eso está bien.

Su encierro, diferente en tipo pero armónico en su conjunto, nos recordó mucho, al inolvidable, San Pepe Chafik, por el fenotipo que han tenido todos, y por su comportamiento definido conforme a los lineamientos que marcó el extraordinario criador de toros bravos que en gloria esté.

Una demostración de pundonor enseñó, Rodrigo, a sus coleguitas ganaderos, sobre todo, porque todavía recordamos a uno que en este mismo coso, después de haber lidiado cinco astados asfixiantemente mansos y descastados, uno de ellos, incluso hasta se desplomó por invalidez, no importándole todo eso, se salió a dar una inmerecida vuelta al ruedo, dando muestra de un cinismo desbordado, lo que las buenas conciencias reprobamos sin tasa ni medida.

Ahí queda el ejemplo, de Rodrigo Barroso, y que prosiga conduciendo a su ganadería hacia la casta y la bravura, conquistar eso será el mejor regalo que se pueda dar a sí mismo y al arte del toreo.

Pero…

… pero, ¿qué hizo José María para ser merecedor de las dos orejas?

Bien… fue Pirata, al que enfrentó, y lanceó de recibo combinando chicuelinas, que, como quite, hasta donde se entiende, recorta la embestida del ejemplar.

Tras cumplir en varas el utrero, José María, realizó un quite por tafalleras que levantaron del letargo a los ahí reunidos.

Se fue con seguridad pasmosa a los medios, y ahí consumó como si fuera una columna griega, dos cambiados por la espalda, con su correspondiente remate.

Después de ese estentóreo inicio, comenzó hacer acto de presencia la mano diestra que supo entender y conducir con evidente temple el caminar de, Pirata; así vimos otra serie de igual intensidad en su trazo que continuaba impactando gratamente en el selecto paladar del público.

La mano zurda exigió pasar lista de presente, pero ahí no fue lo mismo el novillo se ponía por delante, y José María, no consumó su mandato por ese lado, por lo que decidió proseguir con la derecha en tres series más, ofreciendo una contundente sonata como la  mismísima, Pathetique del egregio Ludwig Van; incontenible en las formas y poderosa en el contenido, que consigue impactar en el espíritu.

Hizo bien en no alargar más la faena, a pesar de que su Maestro Héctor de Granada se lo sugería, todo debe tener un justo equilibrio, y si ya lo había conseguido…

… ¿para que perderlo?

Así dejó una entera que fue suficiente para hacer claudicar al novillo, un sector grande del público exigió las dos orejas, que protestan algunos aficionados quienes argumentaban a voz en cuello, la falta de prodigarse más con la izquierda.

No obstante, José María, acabaría dando la vuelta triunfal, como ya les hemos relatado, y al final del festejo… a salir por la puerta grande.

Con su primero, Rociero, que sólo cumplió sin más en el caballo, aparecieron lances correctos para recortar con apresurada revolera. Hubo un bonito quite por tafalleras y una media que algo dijo. El prólogo fue por abajo para imponerse al novillo, y luego apareció una faena entre altibajos, a decir de los eruditos, retrasaba la muleta en las series con ambas manos, y eso produjo que la propuesta no tuviera el interés deseado la no hallar la continuidad deseada. Al final, todo quedaría en el silencio.

Sus compañeros han estado con voluntad pero faltó rumbo en sus comparecencias.

Sobre todo a un extraviado, Juan Padilla, no pudo concretar nada con su primero de nombre, Cielito, y peor estuvo con el acero, para su desgracia, el puntillero le levantó hasta tres veces al utrero, y escuchó el desolador tercer aviso que ordenaba el regreso de su colaborador a los corrales.

Con, Brujo, el jovencísimo, Juan Padilla, dejó lances entusiastas pero nerviosos y atropellados. Supuso que lo llevó a los caballos con chicuelinas y al recortar le quitó la capichuela. Fue entonces cuando un subalterno intervino, llevaba al novillo de nuevo al caballo pero…

… pero, enterró la cornamenta en la arena Brujo, y dio una vuelta de campana que como ocurre siempre en estas situaciones, termina por fastidiar la columna de los astados tras darse el golpazo en la arena.

Así que acabó siendo un novillo deslucido y el con la notoria impotencia de no poder imponerse Juan Padilla. Volvió a pasar de noche, no sin antes escuchar un aviso.

Héctor Gutiérrez, ha dejado, con el tercero -su primero-, lances enjundiosos como saludo capotero; mientras que con la muleta esforzado ha estado ante un novillo reticente. Tres cuartos de estocada desprendida, para escuchar… silencio.

Con, Soldado, que cerraba plaza, sumó muchos pases que no dijeron nada, y eso está ya de pensarse. Dejó una delantera caída y el silencio tras su actuación reinó nuevamente.

En fin, han terminado la temporada de novilladas en la Monumental México, y el próximo domingo comienza la Temporada Grande, ahí estaremos al pendiente.

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@PERIODISTAURINO 

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