Crónicas

En Jaén… la sensatez de Curro Díaz se impone ante el descrédito

Sábado 14 de Octubre de 2017. Plaza de toros de El coso de la AlamedaJaén. Más de media entrada en los tendidos en tarde de buena temperatura. Feria de San Lucas. Primera de abono. Corrida de toros de Luis Algarra (1º y 6º), Las Ramblas (2º y 4º) y Daniel Ruiz (3º y 5º) – desiguales de juego y presentación, faltos de fuerzas e inválidos en líneas generales, tan solo destacó la nobleza del primero. Noble y con transmisión el primero; inválido y justo de fuerzas el segundo; deslucido de poco juego el tercero; desrazado el cuarto; manso el quinto; y parado el sexto.

Curro Díaz: Oreja y oreja.

Alejandro Talavante: Silencio y ovación con saludos.

Andrés Roca Rey: Ovación con saludos y silencio.

Detalles:

El de Linares corta dos orejas, convirtiéndose en el primer triunfador de la feria de San Lucas, en un desigual encierro con ejemplares de Luis Algarra, Las Ramblas y Daniel Ruíz, de pobre juego.

Óscar Castellanos se desmonteró tras parear al primero de la tarde.

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Un auténtico saldo ganadero fue el triste balance en la primera del abono de la feria de San Lucas de Jaén, que esta temporada de la mano de los empresarios Juan Reverte y Toño Matilla recupera el abolengo de otros años. Y es que nombres como el de Alejandro Talavante, Roca Rey, Cayetano – anunciado pero convaleciente de su cogida en Zaragoza – o Diego Ventura, han sido los argumentos para el devenir de una feria que junto con la del Pilar ponen el broche final a la campaña española.

Abolengo en carteles, pero no en el material, y es que lo triste de todo, es que se anunciaba una corrida de Luis Algarra, que aguardaba en el campo y que fue vista y reseñada generosamente para la ocasión por la empresa, y cuál no serán las exigencias de los toreros acartelados, que finalmente no es que no saliera completa, sino que fue remendada con dos ejemplares de Las Ramblas y otros dos de Daniel Ruiz de infumable presencia y peor juego. Un despropósito considerable, y un saldo ganadero que da buena cuenta la situación actual del campo bravo, acuciado por el descalabro de la bravura y la casta.

Si durante toda la temporada, las primeras figuras del escalafón exigen “sus toros” seleccionados cuidadosamente para la ocasión en gran parte de plazas de la Península, no iba a ser menos en Jaén en una plaza de segunda – al ser capital de provincia – pero con la seriedad de una de tercera.

Cuentan que en el apartado, los toreros – dos de ellos informaban las malas lenguas – exigían sus toros de Las Ramblas y de Daniel Ruíz – anovillados -, anunciándose una corrida completa de Luis Algarra. Todo un descrédito y una blasfemia hacia el aficionado que pasa por taquilla.

Y es que ni por la vía del engaño, se consiguió que de los seis toros que salieron de chiqueros embistieran, y es que tan solo uno, el primero, tuvo algo de fondo y bravura. A partir de ahí, un desfile de inválidos fueron aterrando a los tendidos de podredumbre en vista del juego dado. Y es que festejos como el de Jaén echan literalmente a los aficionados de las plazas. En la complicada situación en la que se encuentra la fiesta, y los “mandones” del toreo aumentando la putrefacción de una fiesta que con un cartel de campanillas ni tan siquiera son capaces de llenar un coso de 10.500 espectadores.

Y es que todo parecía hecho para que el triunfo se apoderada de la terna, y la realidad fue toda una quimera, porque tan solo Curro Díaz fue capaz de poner un poco de cordura y buen toreo en una tarde infumable. El de Linares, agasajado por sus partidarios durante gran parte de la tarde, cosechó dos actuaciones de temple, poder e imaginación, porque con el desigual lote que sorteó, era toda una apuesta cortarle las orejas. Pero Curro lo hizo. Ahí es nada.

Una vez más Curro, fue profeta en su tierra. Con dos orejas saldó su primera tarde de la feria, en el que lo mejor llegó ante el burraco de Luis Algarra que abrió plaza, instrumentándole una labor serena y reposada con muletazos cadenciosos y de mano baja.

Una vez más, haciendo el toreo sereno y pausado. Trenzó un par de tandas de mucha belleza hasta que se paró un Nostálgico que nos hizo recordar al mejor Curro. A medida que fue sobando y consintiendo al de Algarra más se abría el burel, hasta que acabó por puntearle los engaños. Aún así, con las virtudes de la transmisión y la movilidad, continuó una faena de muchos quilates. Por el izquierdo faltó el acople necesario, pero el de Linares dejó su sello con la espada, cortando de esa manera la primera oreja de la tarde.

La segunda – más discutida que la anterior – le fue otorgada tras pasaportar al cuarto con el pial de Las Ramblas, un toro al que le pegaron en varas, – algo anodino al protagonizarse en este tipo de plazas una suerte prácticamente anecdótica.

Pero no fue así en Jaén y el segundo de Curro cobró de lo lindo, y lo pagó en la muleta. Y eso que el de Las Ramblas no andaba muy sobrado de fuerzas que digamos, pero lo poco que tuvo le permitió a Curro expresarse corriéndole la mano a media altura. Aun así y a base de arrimones consiguió dejar su sello cerrando el trasteo con muletazos de mano baja “marca de la casa”. Pinchó una meritoria faena, pero el público muy generoso con él pidió con fuerza un trofeo que el Presidente se resignó a otorgar, aunque no le quedara más remedio al brotar la unanimidad. Dos orejas y Puerta grande para un Curro Díaz en un año marcado por la irregularidad de sus triunfos.

Y Con Curro se terminó una tarde echada a perder. Y es que ni Alejandro Talavante que pechó con un lote asqueroso, ni Roca Rey que ni tan siquiera se le vio atisbo de querer contra un lote deslucido y de pocas opciones fueron capaces de acompañar en hombros a Curro Díaz. En el caso de Alejandro Talavante pinchó ante el quinto, – un terciado ejemplar de Daniel Ruíz – la faena de mayor calado de la tarde.

Sin ningún atisbo de casta con el quinto obligándole en los inicios el extremeño, frente a un ejemplar que comenzó a defenderse y a quedarse corto. Era imposible.

El inválido de Las Ramblas que hizo segundo probó más albero que la muleta. Por si eso fuera poco, Talavante dejó un bajonazo en medio del pasotismo. Poco que destacar en su última tarde de la temporada, aunque nada debe empañar la gran temporada de un Talavante – que sin ir mas lejos – que en Zaragoza cerró el círculo de una temporada superlativa.

Por su parte Andrés Roca Rey, sorteó a un toro de Algarra y otro de Daniel Ruíz, y se estrelló de forma paliativa frente a ambos. Si el tercero le regaló muy poco, y todo lo que hizo fue a base de firmeza y valor, el sexto fue un auténtico marmolillo con el que volvió a quedar inédito. Un fiasco de tarde.

Y es que ninguno de los seis ejemplares que salieron de chiqueros tuvieron trapío para una plaza de segunda categoría, y es que novillotes impresentables, vulgares y asquerosos – sobre todo el lote de Daniel Ruiz – coparon una tarde infumable, donde hasta el palco ninguneó a los aficionados, manteniendo a los inválidos en el ruedo, y mirando hacia otro lado con las peticiones de un público soberano que pidió con fuerza la devolución de toros que serpenteaban por el ruedo en medio del descrédito, la vergüenza y la sin razón de un espectáculo cuyo interrogante serpentea una vez más, buscando sospechosos, y no culpables.

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@alb_bautista

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