Crónicas

En Huesca… Oreja para Alejandro Talavante con un deslucido lote de Núñez de Tarifa

Huesca, jueves 10 de agosto de 2017. Primera de la feria de la Albahaca de San Lorenzo. Con un casi lleno en los tendidos, en tarde soleada y con mucho viento, se lidiaron seis toros de Núñez de Tarifa de correcta presentación, pero desiguales, flojos, descastados y de escaso juego.

David Fandila El Fandi: Silencio en ambos.

Alejandro Talavante: Oreja y palmas tras leve petición.

Ginés Marín: Ovación con saludos y silencio.

Detalles:

El joven extremeño Ginés Marín, siendo el torero revelación de la temporada tras sus últimos triunfos tanto en Madrid como en Pamplona fue el sustituto de José María Manzanares.

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Salió el primer astado de la feria que recibió David Fandila El Fandi con una larga afarolada de rodillas, el toro desde el inicio mostró su falta de casta, se fue al caballo al relance recibiendo un picotazo y luego una segunda vara con la cara arriba. El diestro granadino hizo un quite por navarras de buena ejecución y tomó los palitroques con los que se lució gracias a su maestría y poder con las banderillas. Con la muleta inició su trasteo de rodilla en tablas, y tras el primer pase ya se derrumbó el toro por su falta de fuerza. Poca transmisión tuvo el de Núñez de Tarifa, optó el torero por un toreo tremendista para calar en el público y no consiguió ni lagar una serie buena. Mato de un pinchazo y de una entera en su sitio. Se silenció su labor.

Con el cuarto, también lo recibió con dos largas afaroladas de rodillas y de varias verónicas rodillas en tierra. Se le picó solo con un puyazo como el resto del encierro y se mostró su falta de fuerza en el peto. Quitó por chicuelinas rematando con una serpentina. De nuevo coloco el diestro las banderillas hasta pedir un cuarto par, una suerte con la que es solvente. En el último tercio, el toro embistió descompuesto y poco pudo hacer el granadino ante un burel de pocas opciones, siempre con la cara alta sin humillar y un vendaval que impidió cualquier lucimiento. Remató con manoletinas y mató con una estocada entera desprendida con dos descabellos. Oyó los silencios.

Con el segundo de la tarde Alejandro Talavante no pudo lucirse con el capote, primero por las rachas de viento y segundo por la escasa fuerza del astado. Tras un simulacro del primer tercio, se mostró solvente en un quite por gaoneras y revolera. Inició su labor muleteril en los medios con cinco pases por alto a pies juntos y pasándoselo por detrás, consiguió unas series de variado trazo y sus habituales arruzinas y con recursos técnicos, sobre todo con la mano zurda a un enemigo con nobleza, pero justo de fuerza, que llegó al tendido. Remato con tres bernardinas y mató de un pinchazo y una estocada entera algo desprendida, el respetable le pidió el trofeo, la única oreja del festejo.

El quinto no se dejó torear con el percal a causa del vendaval. Fue picado con un solo puyazo con carioca. Tuvo el astado cierto recorrido en la franela, pero no humilló. El extremeño estando por encima de las condiciones del toro y pudo tirar de él algunos pases, pero le faltó al burel motor y casta. Remató su trasteo con cuatro manoletinas y mató de una estocada casi entera atravesada, tardó en doblar y se enfrió el respetable. Todo quedó en palmas tras una leve petición.

Ginés Marín pudo pagar tres verónicas de buen corte, pero en el único puyazo mostró ya su debilidad, y solo se le colocó dos pares de banderillas. El joven extremeño cuajó una faena con suavidad, cuidando la colocación. Toreo el astado con la mano zurda en una faena que no cogió vuelo por la condición de su enemigo que le faltó raza y motor. Se despidió de él con un pinchazo y una estocada entera arriba con lo que todo quedó en una ovación con saludos.

Con el sexto que cerraba plaza, no pudo lucirse con el capote por las violentas rachas de vientos. Blandeo en el primer tercio que quedó en un simulacro, fue picado por su padre que forma parte de la cuadrilla desde sus inicios. En el último tercio, el de Núñez de Tarifa tuvo una embestida sin recorrido. El escaso juego, como el resto del encierro impidió cualquier lucimiento. Aunque Ginés Marín lo intentó todo, no pudo coger vuelo y el éxito quedó imposible. Lo despachó de un pinchazo y otro que descordino al toro, fue apuntillado y todo quedó en un silencio.

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@PhilippeGilMir

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